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Envés de la Champions League con el pistoletazo de salida de los cuartos de final. En paralelo al choque de la velada entre Manchester City y Bayern Munich, el Benfica recibió al Inter para un cartel con sabores de los abriles sesenta. Las leyendas de ayer, Eusebio, Facchetti y otros Mazzola, han cedido. Con unos primeros dos tercios de temporada impresionantes con 114 goles marcados en todas las competiciones, la selección portuguesa se presentaba como favorita pese a la partida de Otamendi, sancionado. La pregunta previa al partido era más sobre cuántos goles Aguias iban a marcar esta confusión. Sin incautación, los nerazzurri, irregulares desde agosto, mostraron otra cara en el puesta en marcha del colisión.
Recordamos que Portugal lo hizo congruo correctamente para ellos, los que sacaron al Oporto en la ronda precedente. Es más, si el balón circulaba correctamente por los pies en los hombres de Roger Schmidt, los milaneses solían contestar con un pernio amplio, y el dominio de persona de Dzeko (5º, 8º). La táctica de Simone Inzaghi parecía clara, a la prórroga de sorprender mejor en presencia de un equipo más seguro de sus fuerzas. El Benfica cobró velocidad poco a poco y estuvo a punto de desplegar el señalador en su primera oportunidad. Dimarco repelió mal el centro de Grimaldo. Rafa Silva salió a tomar el licencia con el pie derecho, obligando a Onana a poner el cuerpo en examen en su término (15º).
El Benfica desaparece en la segunda porción
No hubo mucho que tomar hasta el alivio, a pesar de una buena intensidad y un pernio agradable de seguir. Tan pronto como, Joao Mario intentó una buena recuperación desde un ángulo cerrado (20º), cuando Acerbi le respondió con un remate remoto (25º). Una observación se situó en el medio tiempo. El Benfica no fue tan soberano en su estadio y mostró algunas grietas. Cuando regresamos del vestuario, las cosas estaban cambiando rápidamente. Esas grietas se fragmentaron desde la primera incursión mortero en el ámbito gracias a un centro milimétrico al segundo palo de Bastoni para el cabezazo cruzado de Barella (0-1, 51º). Primer remate a puerta, primer gol, el descubrimiento fue total para el Inter, y el Benfica anestesiado.
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Ya no reconocíamos a estos enérgicos lisboetas. La entrada de Neres por Luis (64º) no cambió ausencia. Incluso fue un suave descenso a los infiernos. Vlachodimos salvó a los suyos en presencia de Mkhitaryan (66º), luego frente a la persona de Dumfries, luego sustituido por Morato en este segundo intento del holandés (77º). En el proceso, Michael Oliver concedió un penalti muy liberal a Lukaku en esta mano de Joao Mario. El belga no tembló aunque Vlachodimos se hundió por el flanco derecho (0-2, 82º). El guardameta ininteligible incluso limitó los daños en este centro de Dumfries desviado por Gosens (86º). No mucha concurrencia lo esperaba, pero es el Inter quien tendrá una superioridad de dos goles antaño de regresar a Milán en 8 días, ya que Onana ganó su final duelo en presencia de Ramos (90º + 4).
Revive el colisión en nuestro live
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