En la NBA moderna, solo hay un puñado de malos contratos. El standard ha cambiado.
Solíamos ver contratos sobre la producción de un ludópata. Si no eran tan buenos como su parné dictaba que debían ser, tenían un mal convenio.
Ahora, son aperos. Esos contratos se pueden combinar con selecciones de primera ronda para trocar por estrellas. Los únicos contratos malos en la NBA están cerca del nivel mayor y están vinculados a jugadores que han caído drásticamente desde que ganaron ese trato.
Por otro costado, Tobias Harris de los Philadelphia 76ers es un caso un poco insignificante. Su convenio está por debajo del nivel mayor, pero se está acercando a ese demarcación.
No es un ludópata mayor, pero es un colaborador valioso.
¿Podrían los Sixers enviarlo a los Indiana Pacers este verano?